YO SOY SOMOS
de James Mahu

Somos motas de cielo,
Un coro silencioso de palpitantes corazones.
Somos un párpado
del tamaño de una galaxia,

abriéndose como un sol naciente.
Si  miras fuera de él
serás absorbido en 

Yo soy somos -

girando en la curva
de una catedral universal.
 El sonido es unidad.
Las ondas largas carecen de horizontes,
sus hojas de ruta
escritas desde el corazón del Creador,
retornan.
Escucha...
¿escuchas lo sutil, las ondulante costuras
 a través de las cuales puedes pasar?
Ahí...
ahí...
y ahí...


Detrás de la descuidada maleza
la melodía conduce al

Yo Soy Somos.

Puede parecer poco probable
que lo que es pequeño
y comúnmente ignorado
sea poderoso,
sin embargo
la raíz
alimenta
 la hoja.
El verdadero poder espera en el susurro.
Bajo el estado fundamental.
 Reposando.
Sin flexión,
salto,
asidero
o agarre,
ya que no es del músculo
O hueso
O mente.
o incluso de la humanidad.

 Recuérdalo.

El poder no es
lo que te han 
estado enseñado
El poder es
la mirada interna
que discierne

Yo Soy Somos,

y luego viste cada uno de nuestros pasos
en esas galas
 y nada más.
De la misma manera que la luz blanca
no es más que
todos los colores.


Somos cuerpos de aire.
En lo más hondo, no somos cuerpos en absoluto.
Somos el 

Soberano Integral...

Lo que soy
Yo
y
Nosotros
a la vez.
Un lugar.
Uno e idéntico.
 Sin supremacías.
Equilibradamente.
Somos números invisibles
más que letras recopiladas
encima de la Tabla Periódica.
Sonido
más que cantidad.
Profundidad 
más que piel.
Somos una brigada de baldes de agua
para los fuegos del ego y de la separación.
 Nuestra "agua" es


Yo Soy Somos


Echamos un pulso al alma desmembrada.
Apuntamos nuestros dedos al espejo
que se atreve a dar lecciones.
Nos miramos a nosotros mismos
y comprobamos:

"¿Soy yo?"
"¿Somos?"
"¿En serio?"

Hermosa claridad,
 la vista saciada
 a menudo primero es escuchada
y poco seguida.
Crecemos en lugares invisibles.
Cobramos vida en la música
de espacios tranquilos
impregnados de pausas
 y el sonido circundado del aletear de plumas.


El párpado se despliega.
Tonalidades endoseladas de azul, verde, marrón y gris
cobrando vida,
infinitas en su oferta para descubrir

Yo Soy Somos.

Es esto y nada más,
de la misma manera que la luz blanca
no es más que 
todos los colores.


I AM WE ARE
from
James Mahu

We are specks of sky, 
a silent choir of pounding hearts. 
We are an eyelid 
the size of a galaxy, 
opening like a rising sun. 
If you look out of it 
you are absorbed in 

I am we are— 

whirling in the curvature 
of a universe cathedral. 
Sound is unity.
Long waves lack horizons, 
their roadmaps 
penned from the Creator’s heart, 
boomerang. 
Listen… 
do you hear the subtle, undulating seams 
through which you can pass?  
There… 
there… 
and there… 


Behind the overgrown weeds 
the song leads to

I am we are. 

It may seem unlikely 
that what is small 
and commonly ignored 
is powerful, 
but 
root 
feeds 
leaf.
True power waits in the whisper. 
Beneath the ground state. 
It is rested.
It does not flex, 
pounce, 
grip, 
or grab, 
for it is not of muscle. 
Or bone. 
Or mind. 
Or even humanness. 

Remember that.

Power is not 
what you have 
been taught. 
Power is 
the internal gaze 
that discerns 

I am we are, 

and then dresses our every deed  
in that finery 
and nothing more.
In the same way that white light 
is nothing more than 
all colors. 


We are bodies of air. 
Deeper, we are not bodies at all. 
We are the 

Sovereign Integral…


That which is 
and 
we 
at one time. 
One place. 
One and equal. 
No dominance.
Equipoise. 
We are invisible numbers 
more than gathered letters, 
atop the Periodic Table. 
Sound 
more than mass. 
Depth 
more than skin.
We are a bucket brigade 
to the fires of ego and separation. 
Our “water” is

I am we are. 


We arm-wrestle the limbless soul.
We point our fingers at the mirror  
that dares to lecture. 
We stare into ourselves 
and test: 

“Am I?” 
“Are we?” 
“Really?” 

Beautiful clarity, 
the sated view
is often heard first 
and followed least. 
We grow in unseen places. 
Come alive in the music 
of quiet spaces  
porous with pauses 
and the rounded sound of soaring feathers. 


The eyelid opens. 
Canopied hues of blue, green, brown, and gray . 
come alive, 
endless in their bidding to discover 

I am we are. 

It is this and nothing more, 
in the same way that white light  
is nothing more than 
all colors.